lunes, 7 de septiembre de 2009

Un poco de historia

Antes de empezar me gustaría hacer un pequeño resumen sobre la historia del Steampunk, porque si bien no es un genero muy conocido, sus orígenes se saben menos todavía.

¿Qué es el Steampunk? ¿Podría realmente haber existido?

La respuesta descansa en un supuesto, poco práctico, pero no por eso menos interesante: ¿Qué pasaría si hubiésemos seguido otro camino científico? ¿Que hubiese pasado si en vez de focalizar nuestro intelecto en la electrónica, hubiésemos perfeccionando las primeras máquinas de vapor junto con el poder del combustible a carbón? ¿Y que tal si los desarrollos más importantes de nuestra era se hubiesen dado más temprano?

Hay que comenzar aclarando que Steam, en inglés, quiere decir vapor. Lo de punk viene a cuento de las expresiones artísticas, literarias e ideológicas que nacieron gracias al despertar de la música (y filosofía) punk a mediados del 70. De forma genérica, se usa el término para abarcar todo a cuanto haya inspirado, el steampunk incluido. En castellano, suele referirse al steampunk como retrofuturo. Pero este término no es tan exacto, ya que el retrofuturismo abarca otros subgéneros que no siguen los parámetros del steampunk.

Julio Verne y la Era Victoriana

Pero no hay que confundirse, el steampunk es muy anterior a la música punk, muy muy anterior. En su momento, por supuesto, no se lo conocía con ese término y se lo consideraba verdadera ficción especulativa o ciencia ficción. Sus orígenes se pueden rastrear a mediados del siglo XIX, en las novelas de Julio Verne, H. G. Wells y Mary Shelley. Por supuesto, poco podía saber los autores (junto con sus lectores), que el futuro sería un tanto diferente.

Imagínalo: nos centramos en plena Era Victoriana (1837 a 1901). Inglaterra era una potencia industrial. El poder del vapor y el carbón estaban en su pico más alto. Las vías del ferrocarril se habían perdido en el horizonte, uniendo las ciudades más importantes. Se inventa la fotografía. La luz eléctrica comenzaba a introducirse en los hogares. Darwin publicaba “El origen de las especies”. La ciencia, como la conocemos hoy, comienza a dar sus primeros pasos. Sin dudas, fue un momento revelador para la humanidad. Un momento que llenó de esperanzas futuras a la sociedad.

No es de extrañar, entonces, que aquellos que se atrevían a soñar con Viajes a la Luna, al Centro de la Tierra o al Fondo del Mar, aplicaran los conocimientos actuales para concretar sus visiones. Y esto no sólo sucedía en Inglaterra, toda Europa se había subido al tren del futuro, creyendo estar con un pie en el mañana.¿Quieres ver como nuestros amigos del pasado se imaginaban el futuro? Checa estas imágenes de cómo los rusos se imaginaban Moscú en el futuro. ¡Puro steampunk! Aunque todavía nadie lo sabía…

Nacimiento del género

Como manifestación artística, el steampunk nació como un subgénero de la ficción especulativa y la ciencia ficción, más específicamente como una variante del cyberpunk. El término fue acuñado a finales de 1980, según Wikipedia, cuando el escritor K. W. Jeter buscaba un término que describiera sus trabajos (Morlock Night, 1979 e Infernal Devices, 1987), junto a los de Tim Powers (The Anubis Gates, 1983) y James Blaylock (Homunculus, 1986). Todos estas obras literarias se sucedían en plena Era Victoriana e imitaban las convenciones de los trabajos de H. G. Wells, entre otros autores.

Con el tiempo, el steampunk fue "mutando", presentando cosas cada vez más extrañas y alocadas, hasta pasar a considerarse también un subgénero de la fantasía (Arcanum: Of Steamworks and Magick Obscura) .

La narrativa prototípica era esencialmente la del cyberpunk, pero en el pasado. Con todo lo que el “punk”, con su filosofía, aporta al género y con máquinas del pasado en vez de implantes cibernéticos.

La psicología del Steampunk

Pero… ¿por qué crees que el steampunk ha calado tanto en el subconsciente de nuestra generación? Somos hombres modernos, digitales, informados. ¿Qué podríamos querer de maquinarias tan primitivas y pesadas? Por un lado, claro, está el romanticismo de la evocación, de lo que podría haber sido. Pero las razones del movimiento son mucho más profundas.

Por un lado, el steampunk es un rechazo ante las estéticas actuales. Estériles, frías e impersonales. Un discurso contra la Obsolescencia Planeada (la decisión de un fabricante de desarrollar un producto sabiendo que se volverá obsoleto). Una posición frente a la naturaleza delicada y críptica de la Era Digital. Una filosofía que rechaza la producción en masa, a favor de productos hechos a mano, por verdaderos artesanos/mecánicos.

Una máquina steampunk puede ser entendida por cualquier mecánico competente, es fuerte y robusta casi irrompible, tiene diseños y colores cálidos. Y, lo más importante, no se vuelve obsoleta y es una obra de arte en sí misma.

Pero también habla en contra del conformismo. Es cierto, una máquina steampunk no es cómoda, ni eficiente. Pero eso, para los seguidores del género, es un punto a favor. La tecnología nos ha hecho dependientes, nos ha brindado confort y hemos olvidado que las penurias, las incomodidades, que también forman parte del camino. Engrasarnos y escuchar un motor tronar como nunca ha tronado, ya no forma parte de nuestras vidas. Revolcarnos, ajustar tuercas y sentirnos orgullosos de nuestras creaciones mecánicas es cosa del pasado. Hoy, todo es digital, todo es código, todo es virtual, todo es… efímero.

(Extraído de Neoteo)

Espero que ésto os haya aclarado las cosas y os haya empujado a interesaros más. Un saludo de parte del

Capitán Nemo

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